A pesar de que, durante el primer trimestre del año, el sector agrario y pesquero en la región registró, en términos reales del VAB, un descenso del 5,2%, según datos del Instituto Nacional de Estadística, sí es cierto que estas caídas interanuales fueron menores que en el trimestre anterior, concretamente, en 2,7 puntos porcentuales.
En este contexto, la investigación se presenta como una herramienta eficaz y real para conseguir que estos datos económicos consigan remontar en un futuro próximo. Es aquí donde el Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA) toma un papel esencial ya que se presenta como encargado de las labores de investigación agraria en la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Investigar para avanzar
Entre sus áreas de investigación, se encuentra el departamento centrado en la Hortofruticultura, que dirige sus actuaciones a conseguir un objetivo claro: intentar aportar soluciones o respuestas a cualquier problemática que pueda llegar a plantearse dentro del sector productivo. «También intentamos poner en valor los recursos agrícolas que tenemos así como diversificar el sector agrario mediante el estudio e investigación de nuevas alternativas agrícolas», añade su coordinadora e investigadora, Eva María García Méndez.
Y es que, al igual que en otras muchas disciplinas, la investigación es «fundamental» para el desarrollo de la actividad hortofrutícula. «Continuamente hay que estar aplicando las nuevas tecnologías que salen al mercado, - continúa García - estudiar la adaptación de nuevas variedades más competitivas y con mejor calidad o ahondar en la investigación sobre nuestras propias variedades tradicionales».
Desde temas productivos, la recuperación, conservación y caracterización de estas tradicionales variedades de interés agroalimentario, hasta la aplicación de técnicas o tecnologías para mejorar la producción y la calidad, esta área del CIFA presta atención, además, a las búsqueda de nuevas alternativas agrícolas que sean respetuosas con el medio ambiente y que estén adaptadas a las condiciones climáticas de Cantabria.
Avances registrados
En la actualidad, el Área de Hortofruticultura del CIFA tiene en marcha quince proyectos de financiación regional, «algunos de ellos en ejecución y otros en fase de elaboración de resultados finales», matiza García, y otros tres de financiación nacional, a través del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA).
Investigaciones todas ellas que podrían ser clasificadas, según la coordinadora del área, en tres grandes grupos. El primero de ellos está vinculado a la investigación de nuevas prácticas de producción, bien en cultivos ya establecidos o en cultivos emergentes, mientras que en el segundo se incluyen aquellas investigaciones basadas en la investigación o experimentación del comportamiento y producción de nuevas alternativas agrícolas. El tercer grupo está relacionado con el estudio y la caracterización de los recursos fitogenéticos hortofrutícolas de Cantabria.
Sin embargo, para desarrollar todo este trabajo, el CIFA establece colaboraciones tanto dentro como fuera de las fronteras de Cantabria. «A nivel regional, la mayor parte de los proyectos que llevamos a cabo se realiza mediante la participación con fincas colaboradoras, algunas de ellas constituidas como empresas o asociaciones», explica la investigadora. A nivel nacional, el área de Hortofruticultura trabaja junto con otros grupos de investigación a través de colaboraciones o mediante la participación en proyectos de investigación de recursos fitogenéticos. Entre ellos, se encuentra la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de la Universidad de Valladolid, el COMAV, perteneciente a la Universidad Politécnicas de Valencia o el IRTA de Cataluña.
En definitiva, se trata de un área de investigación activa cuyos avances «ya han quedado registrados gracias a las investigaciones que se han venido realizando desde hace muchos años», afirma García. «Es patente hoy en día el aumento de la importancia del sector vitivinícola en nuestra región, con más de cien hectáreas implantadas, el interés suscitado por el cultivo de los pequeños frutos, del cual ya contamos con más de cincuenta hectáreas, o los estudios realizados con las especies de huertas, tanto enfocados hacia la obtención de una calidad del producto, como a una mejora en la producción de los mismos, con la recuperación, registro y protección mediante marca de calidad controlada de varios productos», finaliza.
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